Gonzalo García, Consuelo/ García Yebra, Valentín (eds.) (2005): Manual de documentación para la traducción literaria, Arco Libros, Madrid, 415 págs.
onsuelo Gonzalo García y Valentín García Yebra aúnan sus esfuerzos, una vez más, para presentar al público lector los resultados de las investigaciones de un nutrido grupo de especialistas en el campo de la documentación, en este caso concreto, de la documentación para la traducción literaria. Los orígenes de este manual se sitúan en el seminario Instrumentos documentales y terminológicos del traductor literario celebrado en la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Valladolid en 1999.
La presente obra se organiza en torno a cuatro bloques. El primero de ellos, de carácter teórico, está introducido por un artículo de Carlos Moreno Hernández ("La historia literaria como instrumento documental para el traductor"). A través de su pluma repasa algunas muestras en la literatura española desde los orígenes del castellano como lengua de cultura en el siglo XIII, con los traductores de Alfonso X. El autor extrae de las distintas muestras, diversas e interesantes enseñanzas para el traductor literario.
Continúa Tomás Albaladejo ("Especificidad del texto literario y traducción") destacando las características que distinguen al texto literario de otros tipos de texto y, por ello, la necesidad de que la traducción literaria reconozca la especificidad del texto literario objeto de la misma. La traducción literaria es una actividad comunicativa de recepción y producción textual, y la conciencia de la literariedad está presente tanto en la interpretación del texto original que realiza el traductor como en la producción del texto traducido.
Francisco Lafarga ("La traducción literaria en España y su documentación bibliográfica: ámbito hispanofrancés") pone de manifiesto que muchos de los trabajos de traducción literaria están incluidos en otros ámbitos distintos al de la traducción, como son el de la recepción literaria o la literatura comparada. El autor constata la escasez de trabajos generales de documentación, así como los notables avances que se han producido en los últimos años. Centrándose en el ámbito hispanofrancés, presenta los repertorios bibliográficos más significativos, trabajos sobre la prensa, estudios sobre la historia del libro, para pasar, finalmente, a acercar al lector un panorama de la riqueza y variedad de trabajos realizados acerca de la traducción de la literatura francesa en España; para esto último se basa en los autores más representativos, presentándolos por orden cronológico a partir de la época moderna. Un anexo recoge una valiosa recopilación bibliográfica sobre el tema.
Termina este primer bloque teórico José Antonio Cordón García ("El circuito bibliológico de la traducción literaria") planteándose el lugar que ocupa la traducción en el mercado y presentando las cifras de lectura y compra de libros en los distintos países de Europa. Destaca asimismo la escasa capacidad de exportación lingüística de España, constatado en el bajo porcentaje de obras traducidas del español a otras lenguas: aproximadamente un 5% de las 800.000 entradas que recoge la base de datos del Index Translationum (1997). Presenta igualmente, pormenorizados e interesantes análisis para el lector, entre ellos: los porcentajes de libros traducidos en España, la comparación entre el número de títulos traducidos y las tiradas medias por título, así como el número de ediciones de las traducciones de los autores más representativos de la literatura mundial.
El segundo bloque se centra en la importancia de la documentación en la enseñanza de la traducción literaria y lo inaugura María José Recoder Sellarés ("Documentación para la traducción literaria: cuestiones metodológicas"). La autora hace hincapié en dos aspectos fundamentales de la didáctica de la traducción literaria, en primer lugar, en la manera en que debe enfrentarse el estudiante a la traducción literaria, identificando los problemas que se plantean (ya sean sobre el autor, la obra, las peculiaridades del lenguaje, etc.) y documentándose bien para poder resolverlos; en segundo lugar, destaca la importancia de que el futuro traductor vaya creándose un archivo personal en el que tenga localizados los recursos de información que puedan serle útiles en ocasiones posteriores.
María Pinto Molina ("Competencia documental y requisitos formativos del traductor literario") profundiza en la idea de que la formación académica del traductor, y en concreto del literario, como intérprete y enunciador en el contexto de un enfoque funcional de la traducción, debe potenciar, en primer lugar, el conocimiento de la tarea, es decir, de la técnica de traducción; el conocimiento del dominio, esto es, del autor de la obra literaria y su contexto; en tercer lugar, el conocimiento del mundo, conocimientos generales de la cultura origen y destino; y por último, conocimiento documental para manejar y gestionar los recursos informativos que tienen a su alcance.
A continuación, Pilar Elena García ("La documentación en la enseñanza de la traducción literaria") destaca la importancia de la documentación en la traducción literaria y cómo el alumno puede aprender a hacer uso de ella. Para esto nos ilustra con un modelo de análisis de texto a través del cual se especifican las distintas fases de la traducción (preparación, transferencia y revisión) y los tipos de documentación que se precisan en cada una de ellas (documentación general, documentación lexicográfica, empleo de textos paralelos como fuente de información). Como señala la autora, la documentación es una técnica y por ello el futuro traductor debe ejercitarse para seleccionar, en cada caso, la información oportuna según la traducción.
Consuelo Gonzalo García ("Fuentes de información en línea para la traducción literaria") comienza destacando la necesidad del futuro traductor literario de adquirir una competencia documental, tanto a nivel general (competencia genérica), como particular de la comunicación literaria (competencia específica). En el primer caso, todo futuro traductor necesita desarrollar y adquirir una competencia documental a distintos niveles: informativo, procedimental, tecnológico, evaluativo y profesional, que le permita llegar a ser un traductor competente en el uso y gestión de fuentes de información, en el empleo de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) y en el conocimiento de las posibilidades de acceso al mercado laboral. En cuanto a la competencia específica, basándose en la clasificación de fuentes de información en línea para la actividad traductora: DocuTradSo www.uva.es/DocuTradSo, la autora nos presenta las necesidades informativas más comunes del traductor literario y las fuentes de acceso telemático que pueden aportarle dicha información, (fuentes personales, fuentes bibliográficas, fuentes temáticas, históricas y geográficas, fuentes lingüísticas, fuentes pedagógicas y fuentes institucionales y laborales). Finaliza con un interesante y valioso cuadro-resumen que recoge las fuentes de información para la actividad traductora indexadas hasta el momento en DocuTradSo. Entroncando con este trabajo, la autora nos presenta más adelante, junto con Esther Fraile y Esther Pérez, una cuidada selección y un práctico modelo de descripción y evaluación de distintos recursos informativos en Internet, a los que puede acudir el traductor literario para solventar problemas concretos de traducción: bibliográficos, culturales, lingüísticos, etc. ("Selección y Evaluación de recursos informativos en Internet para el traductor literario").
Concluye este segundo bloque un artículo de José Antonio Merlo Vega ("Uso de la documentación en el proceso de traducción literaria") que ofrece al lector ejemplos de fuentes de información para cada uno de los procesos por los que transcurre la traducción literaria y para los cuales son necesarios recursos de información específicos. La obra elegida para ejemplificar el proceso documental de un texto literario es Os lusiadas de Luis de Camões, en su traducción del original en portugués al español.
El tercer apartado reúne estudios sobre la documentación en el ejercicio de la traducción literaria, en los que los autores nos exponen sus experiencias en la práctica traductora. Comienza esta senda Maite Solana ("Las fuentes documentales en la práctica de la traducción literaria") acercándonos tres ejemplos prácticos de cómo detectar y resolver problemas de traducción. Concluye señalando que el traductor literario se enfrenta con dos grandes tipos de dificultades: las de orden idiomático y las de orden cultural. Como anexo presenta una selección de obras lexicográficas para la labor traductora: diccionarios monolingües en inglés, francés y castellano, diccionarios enciclopédicos, diccionarios especializados bilingües en castellano e inglés, y diccionarios especializados monolingües en castellano.
Carlos Fortea ("La realidad y el deseo, o el traductor como detective") nos describe, con gran dosis de humor y desde su propia experiencia como traductor literario, sus pericias a la hora de documentarse: desde la búsqueda de un término concreto desconocido en una lengua o en otra, a la indagación sobre la frase que contiene alusiones cuyo contenido es necesario comprobar o, a nivel más general, la necesidad de investigar de manera amplia sobre ese tema que va a ser objeto de su trabajo. Todo ello con la finalidad de asegurarse una traducción precisa. Pero no cabe duda, de que la labor de detective del traductor tiene sus luces y sus sombras, sus aventuras y desventuras, y no siempre se encuentra la añorada solución, pues "todo el mundo sabe que hay en el historial de cualquier detective casos sin resolver, y así hay que aceptarlo".
Otra traductora literaria, Julia Escobar Moreno ("«Experiencias reales». Identificación y resolución de problemas documentales en la traducción de textos narrativos"), nos acerca en este artículo su práctica como autora de narrativa y como editora, mediante algunos ejemplos concretos. Su preocupación por la transmisión de las experiencias reales en la traducción literaria le lleva a afirmar que para traducir literatura o ciencia no es obligatorio ser escritor ni científico, aunque esto ayude. Cuando hay que traducir experiencias reales ajenas es necesario que "la materialidad, la contundencia y la plenitud" de lo que ha dicho el autor en su lengua se transmita en la traducción.
Ángel-Luis Pujante ("Shakespeare: Textos, ediciones, medios"), traductor de Shakespeare, nos relata de qué manera la documentación en general, y la crítica textual y la erudición en particular, pueden ayudar a llevar a cabo una nueva traducción sensiblemente distinta a las anteriores. Elige para ello ejemplos ilustrativos de distintas obras de este autor, localizando problemas léxico-semánticos y textuales, y tratando diferentes maneras de resolverlos.
La fructuosa experiencia del excelente y reconocido traductor Valentín García Yebra se pone de relieve en el trabajo que recoge este manual ("La traducción literaria de las lenguas clásicas"). En él nos ilustra magistralmente con la exposición de distintos problemas documentales en la traducción de obras escritas en griego y en latín, ejemplificados en la transcripción defectuosa de nombres propios y en la falsa interpretación de términos decisivos.
Alfonso J. Falero ("Lexicografía y cultura: el caso de la traducción de textos japoneses al castellano. Revisión histórica") lleva a cabo una interesante introducción a los problemas históricos de la aparición de textos de traducción del japonés al castellano y presenta los problemas léxicos más frecuentes que dicha tarea plantea a los especialistas. Concluye con una visión esperanzadora para el futuro de los traductores literarios de textos japoneses, pese a las dificultades de la adquisición de la lengua y la cultura, la falta de fuentes y medios documentales adecuados, y la dependencia de un mercado editorial oscilante e imprevisible.
Concluye el manual un cuarto bloque en el que los investigadores nos presentan casos prácticos sobre la materia. Pollux Hernúñez ("Traducción de unos versos del francés: El misántropo 711/730 de Molière") expone los pasos por los que se guía para llevar a cabo la traducción de un pasaje de El Misántropo de Molière: lectura detenida del texto, lectura del contexto, redacción de la trama, relleno de los espacios en blanco, revisión y relectura distanciada.
Rocío Palomares, Carmen Gómez y Nicolás Roser ("Traducción de un texto musical andalusí: estudio desde un enfoque documental") ofrecen un análisis descriptivo del encargo de traducción de un texto musical andalusí, la Núba al-Máya, haciendo especial hincapié en los aspectos documentales que intervienen en el proceso traductor. Al final se recogen todas las referencias bibliográficas consultadas para la traducción (fuentes léxicas y lingüísticas, fuentes para conocer el contexto histórico-cultural y fuentes para documentarse del contexto literario).
El trabajo de Leticia Mª Hidalgo González ("Traducción de A Simple Habana Melody: un caso específico de documentación") nos acerca la novela A Simple Habana Melody: From when the World Was Good del escritor cubanoamericano Óscar Hijuelos a través de la labor de documentación realizada para su traducción. Los rasgos principales de la obra: el español habanero, la cubanía, la musicalidad y el multilingüismo, marcan las líneas principales de investigación durante el proceso de traducción.
Una extensa y actualizada bibliografía sobre el tema pone el broche final a este volumen, al que consideramos merecedor de una amplia acogida, la misma que el público lector dispensa ya a los dos volúmenes anteriores editados por Consuelo Gonzalo García y Valentín García Yebra (Documentación, terminología y traducción, 2000; Manual de documentación y terminología para la traducción especializada, 2004). Su gran utilidad les convierte en manuales imprescindibles en el campo de la documentación, la terminología y la traducción. Una vez más, agradecemos a los editores por hacernos partícipes de estas fructíferas investigaciones y por contribuir con su publicación a difundir y consolidar este campo de trabajo.
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